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Moscú mira al sur con ganas de comprar

Aunque el comercio bilateral crece y las perspectivas son buenas, la amenaza de recesión para la economía rusa en el 2015, la caída estrepitosa del rublo y el hundimiento del precio del petróleo podrían socavar un aumento del intercambio.

En el mes de agosto y como respuesta a las sanciones que impuso Occidente a Rusia por la crisis en Ucrania, Moscú decidió suspender por un año la importación de productos alimenticios de la Unión Europea, EE.UU., Canadá, Australia y Noruega. La decisión supuso la apertura de un negocio superior a los 10 mil millones de dólares para países exportadores como la gran mayoría de América latina.

Sin embargo, antes de que esa oportunidad se abriera, las relaciones entre Moscú y la región ya disfrutaban de un período de sintonía política sin precedentes. En julio, el presidente Vladimir Putin realizó una gira, catalogada de histórica por los medios rusos, por las principales capitales de América latina. En aquella oportunidad se reunió con sus pares Cristina Kirchner y Dilma Rousseff y aprovechó su estadía en Brasilia para dialogar con otros mandatarios del continente. La visita dejó promesas de cuantiosos negocios y declaraciones de peso. Sobre Argentina, afirmó que es su principal socio estratégico, y de Brasil destacó que se trata del mayor socio comercial en América latina. En general, señaló que Rusia debe recuperar su presencia en la zona, ya que la considera sumamente interesante y con un gran futuro.

Después de aquellas definiciones y del embargo a los productos alimenticios que trabó Rusia contra Occidente, las principales economías de Sudamérica muestran que en principio están aprovechando la oportunidad para conquistar el vasto mercado ruso. Una aspiradora que sólo en el 2013 importó más de 20 mil millones de dólares en alimentos. Así, en las góndolas de una de las principales cadenas de supermercados de Moscú, Azbuka Vkusa, los productos franceses, españoles y alemanes, entre otros, van dejando lugar a los uruguayos, brasileños, peruanos o argentinos.

Según datos del Ministerio de Economía de Rusia, sólo durante los meses de agosto y septiembre de 2014 Brasil aumentó sus exportaciones en 168 millones de dólares. Creciendo en 1,5 los envíos de carne de ganado, y en un 56 por ciento los de ave de corral. Precisamente sobre este ítem, el Ministerio de Agricultura de Brasil informó que en la comparación del período de enero a octubre del 2013 con igual período de 2014, se duplicó el volumen de las 39 toneladas a las 92 actuales, con un ingreso de 237 millones de dólares. En sintonía con este crecimiento, el Servicio Sanitario ruso Rosselkhoznadzor habilitó en noviembre tres establecimientos de productos lácteos de Brasil para la exportación de queso a Rusia. De este rubro, en lo que va del año se entregaron cinco habilitaciones y en general el país cuenta con más de 160 sitios en condiciones de exportar a la Federación. Para el ministro de Agricultura, Pesca y Abastecimiento de Brasil, Neri Geller, “constituye un hecho inédito que muestra la confianza de los rusos con la producción brasileña”.

En Argentina, el envío de carne congelada se incrementó un 30 por ciento, pasando de 65,6 a 88,1 millones de dólares, en la comparación de agosto-septiembre de este año con el pasado, según el Ministerio de Economía ruso. El aumento es de un 60 por ciento si se compara el período de enero a septiembre. Indices positivos también registran la leche y nata con un 15 por ciento y los aceites con un 42 por ciento, siempre según el organismo económico ruso. En tanto que para las cámaras locales argentinas, entre agosto y octubre de este año, Rusia se convirtió en el principal mercado de los cortes y trozos aviares congelados, por detrás de países como China o Sudáfrica. El director del Servicio Sanitario ruso dijo estar fascinado con la disposición de las autoridades argentinas para ampliar el negocio y aseguró que los acuerdos firmados pronto mostrarán sus resultados. Su prédica no es casual ni a título personal, forma parte de la renovada alianza ruso-argentina. Los rusos dan especial importancia a la amistad pero sobre todo a la lealtad, y la crítica de Cristina Kirchner a Occidente por su posición de “doble rasero” respecto de la anexión de Crimea constituyó un hecho muy valioso para el Kremlin. La presentación del canal ruso Russia Today en Argentina sería otra muestra de esa cooperación estratégica.

En cuanto al otro grande de Sudamérica, Chile, la relación podría estar dada más por el impacto de las sanciones que por la intensidad de las relaciones bilaterales con Rusia.
Los ciudadanos rusos son grandes consumidores de salmón, y con Noruega, su principal proveedor, afectado por el embargo, Moscú debió poner la mira en otros productores. Así, la industria pesquera chilena disfruta de una etapa dorada, con hasta 30 habilitaciones para sus establecimientos de producción de pescados y mariscos desde el inicio del embargo y una exportación que crece a pasos agigantados. Comparando los meses de agosto y septiembre de 2013 con los de 2014, la nación aumentó su exportación de pescado congelado en más del 70 por ciento y en mariscos el aumento es de 6,3 veces. Atento a no despertar susceptibilidades después del reclamo de la Unión Europa a América latina para no aprovecharse de las sanciones, el director de la Comisión de Comercio de la Embajada de Chile, José Campusano Alarcón, precisó que “esperamos que la situación que acontece se resuelva en beneficio de todas las personas y empresas de los países afectados”.

Perú, por su parte, que contó con el impulso de la visita de Ollanta Humala a Moscú, la primera de un presidente de este país a Rusia, recibió una veintena de habilitaciones para exportar pescado congelado a la Federación Rusa, además de ser el principal proveedor de productos horto-frutícolas de Sudamérica, según la Asociación de Gremios Productores Agrarios (Agap) del Perú. Su directora, Ana María Deustua, afirmó que están creciendo a un promedio de 10 millones de dólares por mes y que esperan cerrar el 2014 en 80 millones. En tanto que, Uruguay, también con un volumen de negocios menor al de Brasil y Argentina, experimentó un salto cualitativo en su exportación de quesos y pescados. Del primero, las ventas pasaron de 75 toneladas en julio de este año a 1298 en septiembre y 2.121 en octubre. En cuanto al segundo, el volumen exportado logró multiplicarse por cuatro del 2013 a lo que va del 2014. Hasta septiembre de este año, los tres grandes de Sudamérica muestran comportamientos dispares respecto del total exportado. Brasil creció un 6,1 por ciento, Chile disminuyó un 6,5 por ciento y Argentina lo hizo en un 2,8 por ciento. Es cierto que, de acuerdo con la tendencia por el efecto de las sanciones, los últimos meses del año deberían suponer un repunte en el cómputo final.

Las perspectivas son buenas y así lo reconocen desde Rusia y Sudamérica, sin embargo dos grandes interrogantes se abren a mediano plazo. Uno, si los productores sudamericanos podrán hacer frente a una exigente demanda rusa y consolidarse como proveedores confiables. Dos, si se repondrá el motor de la economía rusa. El rublo no para de perder valor frente al dólar, y su devaluación ya supera el 40 por ciento. Los precios del petróleo se derrumbaron un 30 por ciento desde mitad de año y hasta los pronósticos oficiales hablan de una recesión para el 2015. Así, un aumento del intercambio entre ambos bloques supone un gran desafío que dependerá más de lo económico que de las bellas declaraciones políticas.

Fuente: Página 12

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