La Cámara de Importadores (CIRA) hará hoy su festejo de fin de año, en el que su presidente realizará un balance y advertirá sobre efectos de los controles en 2012
NATALIA DONATO Buenos Aires
Lo que iba a ser un encuentro de fin de año sin sobresaltos, se convertirá en un hervidero. La frase de la presidenta Cristina Fernández en la conferencia de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco) de que no quiere “importar ni un clavo” molestó al sector importador, que hoy despedirá el año con un balance positivo, pese a las trabas, pero con una expectativa para el año próximo de un comercio mucho más controlado.
Ante funcionarios y embajadores de los países que más intercambio tienen con la Argentina, el titular de la Cámara de Importadores (CIRA), Diego Pérez Santistéban, repasará los números del 2011 –que cerrarán en un récord– y se referirá a la “sintonía fina”, el concepto que disparó la Presidenta en la conferencia de la UIA la semana pasada al referirse a lo que vendrá en la próxima etapa en materia de política económica. La eliminación gradual de los subsidios en luz, gas y agua forma parte de esta tarea de ajuste que encaró el Gobierno.
Al respecto, Santistéban sostuvo, en diálogo con el Cronista –y lo repetirá en el evento de esta noche en el Palacio San Miguel– que “si se realizan los ajustes vinculados con esta sintonía fina de la que se habla, se va a importar sólo lo necesario de una forma natural y no van a ser necesarios tantos controles”.
Aunque sin decirlo, el directivo se refería a la apreciación real del tipo de cambio, por la alta inflación, que benefició el aumento de las importaciones en los últimos años. Gran parte de la suba de las compras al exterior se debió, por un lado, al crecimiento exponencial de las importaciones de energía, pero también al incremento del ingreso de bienes intermedios destinados a la producción local. Sin embargo, la suba de costos local impulsó a muchas empresas a optar por la importación, que les resulta más rentable que fabricar en el país.
Por eso, uno de los ajustes de la “sintonía fina” sería la depreciación del tipo de cambio –mediante una devaluación nominal o una desaceleración de la inflación–, que sola desalentaría las importaciones.
Sobre la frase de Cristina respecto de que no quiere importar ni un clavo, el presidente de la CIRA consideró que “son expresiones de deseo que cualquier mandatario tiene, pero de ahí a que se concrete, hay un trecho”. “No conozco ningún país que no importe nada y exporte todo. Los países compran lo que les falta e intentan vender lo que les sobra, y creo que la Presidenta tiene que haber dicho la frase dentro de esta lógica. Esta administración siempre tuvo el objetivo de fortalecer la producción local e importar lo menos posible, pero no creo que Cristina se haya referido a los insumos que se importan para la producción”, enfatizó Santistéban.
En el período enero-octubre, las importaciones alcanzaron los u$s 61.697 millones, en tanto que las ventas al exterior ascendieron a los u$s 71.081 millones. La brecha entre el crecimiento de las compras versus el de las exportaciones fue de significativa hasta septiembre, cuando empezó a normalizarse. Recién en octubre, las importaciones crecieron casi al mismo nivel que las ventas –27% frente a 28%–, lo que le permitió al Gobierno sostener el superávit de la balanza comercial. En octubre, el saldo fue de u$s 1.222 millones, un 30% más que el alcanzado el mismo mes de 2010.