Publicado el Viernes, 20 Marzo 2015 09:17
Escrito por Guillermo Gammacurta
La actividad productiva viene de un año en el que registró una caída del 2,7%. El arranque de 2015 muestra que se mantiene la debilidad de la producción. Con la economía de Brasil en retracción, la escasez de dólares, las exportaciones en baja y un consumo interno que mejorará marginalmente, la industria se encamina a un año de amesetamiento.
Luego de un 2014 adverso, en el que la industria cayó un 2,7%, en lo que significó la mayor retracción desde la crisis internacional de 2009, y la segunda peor performance desde la hecatombe doméstica de 2002, el sector productivo enfrenta un año en que el viento vendrá de frente. Con un 75% de los sectores industriales con caídas o estables durante el año pasado, 2015 comenzó con un arrastre negativo que proyecta una perspectiva de amesetamiento.
A esto se suma un Brasil envuelto en una fuerte retracción de la actividad económica, un dólar que se fortalece a nivel mundial, la competitividad de las empresas mellada por el incremento de los costos y factores estructurales, las exportaciones en baja y un consumo interno que continuará débil. En este escenario, la industria se encamina a un año en el que tal vez, al menos, pueda evitar una nueva caída.
Negativo
El comienzo del año muestra el mismo raquitismo con el que finalizó 2014. Tal es así que según datos del Estimador Mensual Industrial (EMI) elaborado por el INDEC, la actividad industrial en enero de 2015 registró una caída del 1,8% en la comparación interanual. El sector que continúa siendo el más castigado es el automotor con un descenso en enero del 28,7% con respecto a igual mes del año anterior y del 38,4% contra diciembre de 2014. En la misma comparación, la producción de acero crudo cayó un 3,8% y las metálicas básicas registraron una disminución del 3,5%.
«Todo indicaría que sin mediar ningún sobresalto económico, no va a haber una recuperación como hubo en 2013 ni tampoco una profundización de la recesión, el desempeño de la industria puede estar en torno a un 0,5% de caída o 0,5% de crecimiento», explicó Diego Coatz, economista jefe del Centro de Estudios de la Unión Industrial Argentina (CEU), en diálogo con Ámbito Industrial+Pymes.
Al respecto, Ricardo Delgado, director de la consultora Analytica, hizo hincapié en el proceso de degradación de la actividad productiva en los últimos cinco años. «No vemos para este año muchos cambios respecto de la pobre situación que viene atravesando la industria desde 2011, cuando fue el pico de actividad industrial, y de 2012 a 2014 tuvo un retroceso promedio del 1,3% anual, con una caída muy fuerte en 2014 donde la industria cayó 2,5%», explicó Delgado.
En la misma línea, Andrés Asiaín, director del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz, analizó que «en términos generales, lo que se puede decir es que a principios de año la industria es de los sectores económicos que viene con una coyuntura más compleja, sobre todo lo que es el sector automotor, pero también otros rubros, que empezaron el año bastante flojos pero ya venían de un 2014 difícil».
Pensar en verde
La escasez de dólares, aceptada por el Gobierno cuando comenzó a aplicar medidas restrictivas a fines de 2011, viene complicando la marcha de la industria por las trabas impuestas a las importaciones, lo que dificulta la compra de insumos y bienes de capital que son vitales para la producción.
La sangría de dólares ya no es sólo atribuible a la balanza comercial energética negativa. Un informe de la consultora IES indicó que en 2014 la producción de autopartes tuvo un saldo comercial negativo de u$s 8.252 millones y destacó que «ese déficit supera el registrado en el sector energético».
Al respecto, Delgado planteó un crudo diagnóstico: «La economía se quedó sin dólares y la industria necesita dólares para poder producir. No hay dólares y en consecuencia el cepo y las trabas a las importaciones han castigado y van a seguir castigando a la industria durante este año, en un contexto en donde el único que genera dólares es el agro y ya no alcanzan para satisfacer la demanda de dólares que tiene el resto de los sectores. Mirando desde esa perspectiva es que la industria va a tener un comportamiento negativo; no va a caer 2,5% pero nuestra proyección es que estará cayendo entre el 1% y 1,5%».
En un panorama de dólares raleados, el Gobierno debe enfrentar en octubre el vencimiento de capital e intereses por u$s 6.000 millones correspondientes al Boden 2015, lo que llevó al Ejecutivo a evaluar la posibilidad de hacer una ampliación de la emisión del Bonar 2024, algo que ahora parece complicarse con la intransigencia del juez neoyorquino Thomas Griesa.
En ese sentido, Asiaín sostuvo que «es probable que se continúe con la administración del comercio exterior y eso puede traer en cierto momento alguna restricción. Va a depender también de cómo evoluciona el año con posibles acuerdos de refinanciamiento de deuda y si esto genera un mayor oxígeno en el mercado cambiario. Es posible que la situación no sea tan grave, pero va a depender de cómo se resuelva sobre todo el refinanciamiento de los BODEN 2015 que es el vencimiento más grande de este año; eso puede dar mayor margen de divisas para sostener los insumos industriales».
Con señales que muestran que la economía de los Estados Unidos se recupera, al tiempo que en Europa se acumulan los problemas para los países de la eurozona, el dólar se fortalece mientras se debilita el resto de las monedas del mundo. Por caso, en lo que va del año, Brasil acumula una devaluación cercana al 20%, mientras que el peso, mediante las microdevaluaciones impuestas por el Gobierno, retrocede un 2,6%. Esta situación en el principal socio comercial de la Argentina agrega un nuevo condimento de preocupación para la industria local.
«Este año Brasil juega muy en contra de la producción. Primero, porque no está creciendo y el 50% de las exportaciones industriales argentinas van a Brasil, y segundo porque un tipo de cambio por encima de 3,10 puede llegar a tensionar a algunos sectores donde hay competencia. Además, China está con una política muy agresiva de vender productos en la región», analizó Coatz.
Al respecto, Delgado explicó que «Brasil ya venía castigando al sector estrella de la industria que es el automotor, y a eso ahora se agrega la devaluación que va a complicar más a la industria, sobre todo en los sectores en los que la Argentina compite».
«La devaluación de Brasil tiene que ver con una cuestión mundial de fortalecimiento del dólar y el real sigue esa tendencia. Eso a la Argentina la complica porque está manteniendo, después de la devaluación del año pasado, cierta estabilidad con el dólar, y el dólar al estar encareciéndose frente al real, le hace perder competitividad a la industria», explicó Asiaín.
Consumo
Con acuerdos puente, las paritarias se vienen desarrollando con pedidos de incremento en torno al 30%. Considerando que la inflación evidencia una leve desaceleración, es esperable que el poder adquisitivo mejore y esto derive en un moderado repunte del consumo interno.
«Va a haber una recuperación tenue del salario, que va a mejorar un poquito la actividad pero va a poner presión sobre las importaciones y los dólares, así que veo una economía muy regulada con un intento de que mejore el consumo, pero que va a chocar con la oferta si no hay dólares», pronosticó Coatz.
En el mismo sentido, Delgado minimizó el impacto de la recuperación del consumo sobre la economía. «Cuando se terminen de cerrar las paritarias puede haber un rebote muy marginal del consumo del 1,5% o del 2%, rebote que no va a alcanzar para que la Argentina crezca. Las exportaciones siguen cayendo y la inversión por supuesto también. No hay espacio concreto para que el consumo vuelva a ser el dinamizador del mercado y haga que traccione el crecimiento», argumentó el director de Analytica.
Fuente: Ámbito Financiero