Argentina exportó 85,6 millones de litros de vino, lo que supuso una caída interanual de 4%, mientras que si se mide en dólares las ventas llegaron a 250 millones con una la baja aún más pronunciada que llegó a los 7,8 por ciento.
Por ALFREDO SAINZ

Clientes.
La devaluación del peso no sirvió para que el vino argentino recuperara todos los clientes en el exterior que perdió en los últimos dos años. A pesar de que una de las consecuencias positivas de cualquier proceso de devaluatorio es una mejora de la competitividad de las empresas exportadoras, en el caso de las bodegas el salto superior al 25% que registró la cotización oficial del dólar en enero no se tradujo en un crecimiento de las exportaciones locales del rubro. De acuerdo con un relevamiento realizado por el portal especializado Área del Vino, elaborado sobre la base de los datos provisorios del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), en los primeros cuatro meses del año, la Argentina exportó 85,6 millones de litros de vino, lo que supuso una caída interanual de 4%, mientras que si se mide en dólares las ventas llegaron a 250 millones con una la baja aún más pronunciada que llegó a los 7,8 por ciento.

costos en alza
A la hora de explicar esta paradoja entre la devaluación del peso y la baja en las exportaciones, en las bodegas apuntan al incremento que sufrieron sus costos. «Apenas se devaluó empezaron a aumentar nuestros insumos y hoy los costos en dólares son los mismos que teníamos en enero. A esto se suma que una vez que nos caímos de un mercado por cuestiones de precio cuesta mucho volver», explicó Juan Carlos Pina, gerente de Bodegas de Argentina.

Años distintos
«El vino fino no es una commoditie, cuyos resultados se disparan de manera automática con una mejora en el tipo de cambio, sino que se trata de un trabajo de largo aliento, que lleva mucho tiempo. En el caso de la Argentina, está claro que no va a ser fácil mantener las tasas de crecimiento que teníamos hasta hace no más de tres años porque veníamos con niveles de expansión muy altos», coincide Alberto Arizu, director de la bodega Luigi Bosca, una empresa que exporta gran parte de su producción.

Optimismo a largo plazo
En el grupo Peñaflor -el jugador número uno en el negocio del vino en la Argentina y el quinto exportador a nivel mundial- tienen una visión más optimista y consideran que las ventas de vino argentino al exterior cerrarán este año con un balance positivo. «Las exportaciones de vino argentino van a volver a crecer muy pronto. El mercado externo lleva tiempo, no es de un día para el otro. Se necesita mucha consistencia, visión de largo plazo y calidad, y la industria vitivinícola. La Argentina tiene las tres cosas, así que nosotros vemos en 2014 a las exportaciones con un aumento de su volumen, y en nuestro caso particular en el vino embotellado estimamos crecer cerca del 12 por ciento en unidades. Consideramos que tendremos una gran performance de Trapiche, Finca Las Moras y de Bodega El Esteco, donde hoy ya estamos exportando a más de 95 países. Durante el año pasado, exportamos alrededor de 185 millones de dólares, y estimamos exportar 200 millones de dólares en 2014», destacó Martín Ramos, CEO del grupo Peñaflor.

Sin competitividad
Por destino, Estados Unidos continúa siendo el principal comprador de vinos argentinos, aunque en los primeros tres meses del año las exportaciones locales a ese destino bajaron un 12,8% si se lo mide en dólares, de acuerdo con la medición que realiza la consultora Caucasia Wines. El mercado más golpeado, sin embargo, fue el chino, donde las ventas se desplomaron más de 20% en dólares. Como contrapartida, el vino argentino comenzó el año con un crecimiento en países de la región, como Brasil o México, que cerraron el primer trimestre de 2013 con subas superiores al 20% en sus compras.

Destino estrella
El destino estrella para las bodegas locales, sin embargo, fue Japón que prácticamente duplicó sus compras, con un poco más de dos millones de dólares. En el sector, igualmente, aseguran que la clave para analizar el potencial de vino argentino no pasa por los destinos, sino más bien por los segmentos de precios. «La gran cosecha americana, chilena y española de este año generaron una gran cantidad de oferta en los vinos masivos y caída en los precios, y sumado a los aranceles y a los costos logísticos que tiene la Argentina para exportar, no estamos logrando ser competitivos en el segmento más masivo, incluso posdevaluación, donde los incrementos de los insumos y los fletes se llevaron la mayor parte del beneficio», finalizó Ramos.

Fuente: La Nación

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