La estrategia de inserción internacional uruguaya es, desde hace muchos años, materia de debate interno. La visita del presidente Mujica a los Estados Unidos reactivó esa controversia.
Por Diego Rubinzal
El senador del Partido Colorado Pedro Bordaberry le sugirió que negocie un Tratado de Libre Comercio (TLC) con la potencia del norte. El precandidato presidencial colorado sostuvo que “Uruguay tiene problemas de inserción internacional, en especial con lo que pasa con la Argentina” por lo que “conviene ir dejando ese camino y ésta es una oportunidad única de ir por el rumbo que ya caminaron Perú, Canadá y Chile”. Bordaberry agregó que “toda la oposición quiere firmar un TLC con quien sea, abrir los mercados y disminuir la dependencia regional, en especial con la Argentina”. El planteo fue apoyado por el senador del Partido Nacional (y precandidato presidencial) Jorge Larrañaga. La cuestión también provoca discusiones al interior de la coalición gobernante.
El programa electoral del Frente Amplio siempre definió al Mercosur como “proyecto político estratégico”. En esa línea, el ministro de Relaciones Exteriores, Reinaldo Gargano, declaraba al comenzar la presidencia de Tabaré Vázquez que “hay un arco virtuoso con Lagos en Chile, que pasa por Kirchner en Argentina, por Da Silva en Brasil, por Vázquez en Uruguay, por Venezuela con la política social de Chávez… ese arco virtuoso se da porque hay un modelo neoconservador que ha hecho polvo la realidad sudamericana”. Sin embargo, la apuesta al Mercosur fue debilitándose a medida que se imponía la visión del ministro de Economia y Finanzas, Danilo Astori. Este criticaba severamente la hegemonización del proceso de toma de decisiones por parte de la dupla argentino-brasileña y la falta de adopción de medidas tendientes a disminuir las asimetrías existentes. El funcionario denunciaba el estancamiento del Mercosur y advertía que Uruguay tenía vida fuera de la región.
Por su parte, el entonces presidente declaraba que “ser chico no es excusa para pedir privilegios ni suplicar lástima, pero no es grande quien subvalora al más chico, ni progresa quien quiere avanzar solo”. Tabaré Vázquez sostenía que Uruguay se sentía “desplazado y marginado” del bloque y planteaba la necesidad de avanzar en la firma de un TLC con Estados Unidos. En ese contexto, la postura de defensa del Mercosur enarbolada por el canciller Gargano comenzó a perder peso.
Así, la visita del presidente norteamericano George Bush fue generando las condiciones para la suscripción de un tratado bilateral recíproco de protección de inversiones. El acuerdo fue presentado como la antesala de la futura suscripción de un Tratado de Libre Comercio (TLC) entre ambas naciones. El giro estratégico fue rechazado por sindicatos, movimientos sociales y amplios sectores del propio Frente Amplio.
Aludiendo a esas disidencias, Larrañaga manifestó que Vázquez no pudo firmar el TLC porque “no pudo convencer a los sectores más radicales” de la coalición de izquierda. Ahora, el interrogante es si Tabaré insistirá con esa iniciativa durante su probable próximo segundo mandato. Bordaberry lo exhortó a pronunciarse “a ver si quiere un TLC, y se lo pida a Mujica”. Por el momento, el actual presidente uruguayo se manifestó contrario a esa alternativa. El mandatario declaró que “hay 350 TLC vigentes en el mundo que sólo han armado un embrollo al comercio mundial… y que no hay que creer que la firma de un TLC es siempre una puerta abierta”. Lo concreto es que mientras la oposición presiona, el debate continúa instalado en las propias filas de la coalición gobernante. El resultado que arroje esa discusión no será indiferente para el resto de los países del Mercosur.
Fuente: CASH/Página12